martes, 20 de mayo de 2008

EL ASUNTO ODISSEY

El asunto del Odissey está generando una extraordinaria expectación, creo que la traducción del artículo aparecido en “Le Figaro”, edición digital, firmado por las periodistas Stéphane Kovacs y Diane Cambon el 18/05/2008, complementado por informaciones contenidas en el diario las Provincias, puede dar una idea muy aproximada del estado de la compleja cuestión.

En la mañana del 5 de octubre de 1804 “Nuestra Señora de las Mercedes y las Ánimas”, una fragata española de 36 cañones, se disponía a librar su última batalla. Era la época colonial española. El navío regresaba a Cádiz desde Perú con las bodegas llenas de monedas de oro y plata. Todo apunta que era la fortuna acumulada por soldados y comerciantes españoles en Hispanoamérica. Casi llegando a puerto, poco antes de las diez de la mañana, una escuadra británica le ataca. Unos minutos más tarde una enorme explosión destroza el navío de la Armada, enviando al fondo del mar a sus 249 tripulantes y un fabuloso tesoro. Poco después, el 12 de diciembre, España entra en guerra con Inglaterra, al abrigo de la Francia napoleónica.

Dos siglos después, la batalla naval se ha convertido en diplomática. Hace un año, el 18 de mayo de 2007, la empresa norteamericana “Odyssey” dedicada a la exploración de los fondos marinos, hizo público el descubrimiento “en aguas internacionales, en alguna parte en mitad del Atlántico” del tesoro más grande jamás encontrado: casi 500.000 monedas de oro y plata, la mayor parte en perfecto estado de conservación y centenares de objetos de oro. Un botín de 17 toneladas, valorado en, aproximadamente, unos 500 millones de dólares (324 millones de euros).

En España se dispararon las alarmas: ¿Por qué “Odyssey” guardaba tan celosamente el secreto del emplazamiento exacto del hallazgo? Según el faro de Tarifa, en la punta sur de Andalucía, el Odyssey Explorer, el barco de los buscadores de tesoros, no habría abandonado en ningún momento las aguas bajo vigilancia española. Asegura la Guardia Civil que, de haberlo hecho, hubiese desaparecido de las pantallas del radar y lo hubiesen detectado los sistemas de localización. Tras esto fue Gran Bretaña la que entró en liza: en principio Odyssey habría recibido encargo de Londres de localizar el “HMS Sussex”, un navío de la Corona británica hundido en 1694 en el Estrecho de Gibraltar, y que llevaba a bordo un tesoro de guerra. Operando desde Gibraltar, ¿el descubrimiento del pecio no se habría producido en aguas británicas? Eso sí, recodar que España no ha reconocido jamás la existencia de aguas territoriales británicas en Gibraltar.

En cuanto a Perú, no tiene base para reclamar ya que, cuando las monedas fueron acuñadas, no era más que una colonia española. Los peruanos discrepan: “el oro y la plata nos los arrebataron los conquistadores y sus descendientes” por lo que sería lógico que esta “herencia cultural” regresase a Lima. La disputa ha llegado hasta la Casa Blanca: en julio de 2007 Madrid pidió al gobierno americano que defendiera los derechos de los Estados sobre los restos arqueológicos encontrados en los navíos.

De hecho, desde que el Odyssey emprende la singladura de regreso, Madrid sospecha que ha encontrado un tesoro en aguas territoriales españolas o en un navío español. Una foto tomada por un empleado del puerto de Gibraltar y publicada a finales de mayo de 2007 en el diario ABC, confirma las sospechas. Es la imagen de una moneda de oro del siglo XVIII en la que aparece el perfil del rey español Carlos IV (1788-1808). Lo que hace suponer que lo que habían encontrado no era el “Sussex”, sino un navío español. En vista de lo que se ha calificado como “delito contra el patrimonio histórico español”, el 29 de mayo de 2007 Madrid presenta una demanda en el tribunal civil de Tampa (Florida), sede de la sociedad Oddysey, lugar al que se ha repatriado desde Gibraltar -precipitada y discretamente- el botín de 17 toneladas repartido en 2.800 cajas blancas.

Fuente: El Pais

De hecho, desde que el Odyssey emprende la singladura de regreso, Madrid sospecha que ha encontrado un tesoro en aguas territoriales españolas o en un navío español. Una foto tomada por un empleado del puerto de Gibraltar y publicada a finales de mayo de 2007 en el diario ABC, confirma las sospechas. Es la imagen de una moneda de oro del siglo XVIII en la que aparece el perfil del rey español Carlos IV (1788-1808). Lo que hace suponer que lo que habían encontrado no era el “Sussex”, sino un navío español. En vista de lo que se ha calificado como “delito contra el patrimonio histórico español”, el 29 de mayo de 2007 Madrid presenta una demanda en el tribunal civil de Tampa (Florida), sede de la sociedad Oddysey, lugar al que se ha repatriado desde Gibraltar -precipitada y discretamente- el botín de 17 toneladas repartido en 2.800 cajas blancas.

Para Madrid es necesario acelerar los procedimientos. “La inspección de las monedas, sobre todo los ducados y las piezas de a ocho, llevadas a los Estados Unidos por Odyssey confirma que se han encontrado en el pecio de las Mercedes”, indica el abogado en la demanda presentada el pasado 8 de mayo en el tribunal de Tampa. España también reclama el tesoro apoyándose en el lugar donde el Odyssey efectuó la búsqueda: el Cabo de Santa María, que coincide con el lugar donde el 5 de octubre de 1804 tuvo lugar la batalla. Existen otras pruebas complementarias como los lingotes de cobre y estaño que habían sido recuperados con anterioridad. Madrid no ha revelado el sitio exacto donde se encontraron “como medida de seguridad”, pero confirman que, sin ninguna duda, eran aguas internacionales.

Este último punto no es un problema para recuperar el tesoro, según alega Goold, afirmando que por el simple hecho de tratarse de un navío de la Marina española hace propietario del tesoro a España. “La ley es clara”, subraya el abogado, “España protege su patrimonio cultural. Trabaja en beneficio de los ciudadanos, no para que alguien se quede con las monedas de oro y plata y las ponga a la venta en e-Bay”. Para Madrid no cabe transigir con estos “piratas del siglo XXI”: no tendrán ni un céntimo. Según Goold, Odyssey ha tenido en este asunto un comportamiento moral y legalmente inaceptable, al saquear un pecio militar considerado por la Marina española como un cementerio marino.

Un cementerio de centenares de buques

La respuesta de Odyssey no se ha hecho esperar. “Lo que hemos encontrado es el cargamento de un barco, pero no un pecio”, corrige el representante de la compañía. “Sorprende que los españoles estén tan seguros después de haber visto fotos y vídeos en los que no aparece ningún casco o quilla y tras haber examinado una muestra insignificante de monedas”. Según Françoise Odier, jurista especializada en derecho marítimo del Instituto Francés del Mar, hay otro fallo en la argumentación española: “que el barco estuviese navegando bajo pabellón español, es insuficiente para demostrar, en mi opinión, que el gobierno español sea el legítimo propietario del cargamento del navío. En cualquier caso, deberá rembolsar los gastos a Odyssey. En cuanto se refiere a la empresa americana, ésta intentará demostrar en el procedimiento el desinterés de Gobierno español en este pecio. De lo contrario, hubiesen pedido a Odyssey que hubiese trabajado para ellos. El juez puede tener en cuenta su aparente desinterés para emitir el veredicto”.

Respecto a las reivindicaciones peruanas, el gobierno español se muestra dispuesto a compartir con Lima este patrimonio histórico común. Después de todo existen precedentes. Hace tres años, Italia devolvió a Etiopía el Obelisco de Axoum, de alrededor 1700 años de antigüedad, que había sido llevado a Roma por orden de Mussolini en 1937.

En todos los países implicados se está siguiendo de cerca el asunto que ahora está en manos del juez de Tampa, Mark Pizzo. Gracias a los robots sumergibles, equipados con sonares y dirigidos a control remoto, hoy en día los cazadores de tesoros, como la empresa Odyssey, son capaces de encontrar pecios sumergidos hace siglos, incluso enterrados en lo más profundo de los océanos.
Lo que significa que estas querellas diplomáticas se pueden multiplicar, sobre todo en el Mediterráneo oriental, cementerio de centenares de navíos españoles, franceses y británicos, hundidos en la época colonial por las tempestades o por los piratas. Odyssey, según asegura Madrid, ya habría localizado una docena más de pecios. Según el Ministerio de Cultura Español que acaba de terminar un primer inventario sobre el patrimonio submarino nacional, en el fondo del Estrecho de Gibraltar yacerían unos 400 navíos, lo que es, probablemente, el “patrimonio subacuático más grande del mundo”. Según la opinión de otros expertos, podrían ser incluso el doble. Y contendrían en sus bodegas tesoros por un total de más de un millar de euros.

Postura del Ministerio español

Así mismo (fuente LAS PROVINCIAS), Carmen Calvo ha manifestado que: “El Odyssey ha dicho que no estaba en aguas españolas, pero no ha dicho que no sea un pecio español”. La ministra insistió en que la empresa con sede en Tampa (Florida) nunca obtuvo permisos para rastrear los fondos marinos españoles ni buscar tesoro hundido alguno. Ni ahora, ni en ningún momento desde 1999, cuando requirió autorización para buscar los restos sumergidos del navío británico Sussex , que reposan en algún lugar cerca del Estrecho de Gibraltar. Entonces le denegó permiso para buscar el pecio la Junta de Andalucía (Calvo era consejera de Cultura) porque “la empresa no quiso que subieran a bordo buzos españoles” para vigilar los trabajos. Desde entonces el Odyssey Explorer ha merodeado en aguas del Estrecho y se ha hecho viejo conocido de la Guardia Civil del Mar. “La Guardia Civil ha subido a bordo varias veces y no ha encontrado nada”, recalcó la ministra.

Ahora, “le hemos pedido las coordenadas” del misterioso Black Swan , nombre que los buscatesoros han dado al pecio hallado (niegan que sea el Sussex) y la Guardia Civil intenta reconstruir sus movimientos para comprobar si ha trabajado en aguas españolas sin permiso o si ha localizado los restos de un buque español aun fuera de aguas territoriales. Además, “se han enviado notas a las embajadas de EEUU y Gran Bretaña solicitando los permisos de vuelo” del Boeing que hace días partió del aeropuerto del Peñón rumbo a Florida con toneladas de oro y plata procedentes al parecer del pecio.

Un enlace a un vídeo de interés: http://www.kewego.es/video/iLyROoaftQFk.html
Traducción: Paloma Martín.

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