La historia del Triunfante está marcada desde su diseño y construcción en el el Ferrol hasta su final en la Bahía de Rosas la época de luces y sombras en la marina dieciochesca, nació del genio y sabio español Jorge Juan y murió al lado de Gravina.
El día 1 de Febrero de 1756, Don Francisco de Orozco, Comandante General del Ferrol, informaba a la Secretaría de Marina que a las tres de la tarde se botó al mar en el Astillero de Esteyro el Navío de Guerra nombrado El Triunfante.Una vez completada la construcción, el navío fue destinado al Departamento de Cartagena, a donde llegó en Octubre de 1756. A lo largo de sus casi cuatro décadas de servicio desarrolló todo tipo de misiones.
Estuvo en Nápoles con la escuadra mandada por el marqués de la Victoria, sirvió para el boato de la monarquía, siendo una de las naves que trajo a Carlos III, a los infantes Don Antonio y Don Javier de Borbón con su corte a España en 1759.
En 1766 entra en el puerto de Cartagena mandado por Adrián Caudrón de Canteín, trayendo en su conserva un pingüe napolitano represado en Mahón a una galeota argelina.
Bombardeó varias veces Gibraltar, y en 1782 participó en el combate del cabo Espartel.
Por orden de Carlos III, en 1784 se apresta una escuadra a las órdenes del Brigadier D. Gabriel de Aristizabal cuya misión es navegar a Turquía y lograr un tratado, cosa que se consigue. La escuadra la formaban: el navío "Triunfante" de 68 cañones, mandado por D. Sebastián Ruiz de Apodaca; el navío "Pascual" de 74 cañones, comandado por D. Francisco Javier Winthuysen; la fragata "Clotilde" de 26 cañones, comandada por D. Bartolomé Ribera y la fragata "Magdalena" de 26 cañones comandada por D. Juan María de Villavicencio.
En 1795 junto con el San Dámaso, San Antonio, San Julián, San Francisco de Asís y otros, formaba escuadra en la división que, al mando del teniente general Gravina, actuaba en el Mediterráneo.
EL 5 de enero de 1795 quedó varado en la bahía de Rosas, a consecuencia de un temporal, pese a efectuar una maniobra de tal precisión, con toda la escuadra de Gravina como testigo, que le valió a su Comandante ser declarado libre de cargo sin consejo de guerra. Gracias a que quedó varado no hubo víctimas. Después del hundimiento Yáñez, su capitán, se ocupó de recuperar parte de la artillería, pues el barco debió mantenerse meses con la obra muerta sobre el agua.
Un poco de historia:
Tras la muerte de Felipe V (1746) y la posterior proclamación de Fernando VI, pasó a tener mucha relevancia el Marqués de la Ensenada (Secretario de Marina) quien siendo consciente de la debilidad de la Armada Española y sus colonias sostuvo su famosa “representación de Ensenada de 1751” cuyo objetivo estratégico era tener una flota suficientemente importante como para ser el contrapunto a Inglaterra y Francia, pudiendo decantar una posible guerra hacia uno de sus extremos en función de las alianzas.
Por este motivo encargó al ilustre Jorge Juan la misión de viajar de incógnito a Inglaterra y estudiar la arquitectura naval inglesa a fin de obtener un perfil de navío y fragata superior, y reclutar personal técnico suficiente para poner en práctica sus métodos constructivos.
Así fue como Jorge Juan trajo al constructor Richard Rooth, de religión católica y ascendencia irlandesa, quien últimamente había sido privado de los mejores contratos de la Royal Navy. También reclutó a otros técnicos importantes como John Harris, Thomas Hewitt, el carpintero de lo blanco James Pepper, el maestro de la jarcia Henry Sayers, el maestro en lonas Patrice Lahey, Knighy, Cunnigham, Bryant destinado a Cartagena, Howell destinado a Cádiz y Guarnizo, y el maestro Matthew Mullin (traducido afectuosamente en España como el maestro Mateo Mullán trasladado a Cádiz). Pero fue Richard Rooth quien construyó el Triunfante.
El poderío naval de Jorge Juan y el Marqués de la Ensenada se basaba principalmente en conseguir una armada moderna con unos navíos sólidos y resistentes capaces de duplicar la vida media del barco y sobre todo valerse de la ciencia aplicada, tecnología y organización industrial consiguiendo unos astilleros capaces de producir en cadena y a la vez servir de puestos de reparación y carenaje de los buques.
Todo ello permitió la fabricación de series de buques iguales, en un tiempo récord, con lo que optimizaban los sistemas de construcción. Parte de la cavillería de hierro se sustituía por cavillería de madera, a excepción de la pernería y clavazón empleada para unir grandes elementos estructurales, las cuadernas se fabricaban mediante la yuxtaposición de elementos mucho menores, pudiendo de este modo emplear restos de maderas y recortes. Todo esto suposo un enorme ahorro de dinero y una importante reducción del peso del casco.
Otro aspecto fundamental que estudió Jorge Juan fue la artillería de los navíos de la serie del Triunfante, se diseñaron cañones más largos con ánimas inferiores a 20 calibres, proporcionando la longitud de los mismos con la manga del navío, se tuvo en cuenta el ruido y el humo con unas portas más grandes, haciendo más fácil el trabajo de los artilleros, de esta forma se consiguió tener una mayor frecuencia de andanada. A resultas de todo esto se estableció ideal el navío con 68 cañones (primera batería de 8 libras, dos de ellos de bronce, segunda batería de 18 libras y tercera de 24 libras), que era netamente superior a sus homólogos ingleses de clase 74 cañones (primera batería de 9 libras, segunda batería 18 libras, tercera batería 32 libras).
El nombre de “El Triunfante” no es por casualidad sino que se debe a la compleja política naval ensenadista, la nomenclatura de los buques se modificó de forma que el nombre del buque siempre representase los mejores y mayores sentimientos caballerosos y gloriosos dando a entender que se trataban de épicas máquinas de guerra. Así fue como se nombraron los navíos: El Triunfante, el Glorioso, Arrogante, Brillante, Gallardo, Guerrero, Poderoso, Vencedor, Serio, Soberbio, Terrible, Soberano, Monarca, Héctor (representación homérica), Hércules (mitológico) y como representantes del mar y el viento: Neptuno, Eolo, Septentrión, Oriente y Aquilón.
La última misión y el naufragio del Triunfante se produjeron dentro de las operaciones que la escuadra de Gravina cooperó en la defensa de Rosas en 1795 contra los franceses. Las malas condiciones atmosféricas, la oscuridad de la noche y los riesgos tácticos asumidos de acercamiento a la costa para reforzar a las tropas de tierra, fueron los causantes del naufragio del navío que quedó varado en la playa de la Escala el 6 de enero de 1795. Con la caída de Rosas a manos de los Franceses el Triunfante quedó tras las líneas francesas y fue imposible su rescate.
El rescate del Triunfante tuvo que esperar 179 años cuando en 1974 el buque “Poseidon” al frente de una expedición subacuática de la Armada logró recuperar algunos restos del pecio. La extracción del Poseidón no fue la única extracción de piezas del yacimiento, un buen número de buceadores y pescadores han sacado materiales y algunas piezas se han subastado ilegalmente.
Actualmente todas las piezas y materiales recuperados se custodian en el Museo Marítimo de Barcelona y son las siguientes: un cañón de 24 libras, zuncho de tamborete, fragmento de la Roda que aún conserva planchas de cobre, varios proyectiles de 8, 18 y 24 libras, fragmentos de fusil, rodillos de bronce, dos zunchos de bigota, refuerzos de las palas, fragmento de plancha y varios tirafondos y clavos.
4 comentarios:
Muy interesante Conn.
También la fase de documentación puede ser apasionante.
De hecho los hay que se llegan a quedar enganchados en esta fase.
Desde el año pasado el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña excava con metodología arqueológica los restos del Triunfante, que se conservan en un estado excepcional para el estudio de la arquitectura naval del XVIII. A diferencia de la intervención de la armada, esta se caracteriza por la rigurosidad de la intervención arqueológica, el cuidado y respeto por la piezas (la roda se arrancó de cuajo del resto del casco), así como una posterior publicación científica, que verá la luz cuando se termine de dibujar los restos de casco.
Anónimo, espero que nos mantengas informados sobre los progresos de esa investigación y de la publicación de sus resultados.
Muchos te quedaremos infinitamente agradecidos.
Nunca se menciona a la persona que dio parte en la comandancia de marina de la existencia del barco y de su posición exacta . Tampoco se menciona el nombre de quien acompañó a los buceadores del CRIS en la primera prospección .
El pescador en cuestión fue JOSE CLOTAS FONT , Vecino de la localidad de San Pedro Pescador alrededor de los años setenta .
Salió un artículo en la contraportada de la Vanguardia que daba todos los méritos a un personaje nacido en Barcelona y esto era totalmente falso .El pescador es mi padre y actualmente tiene 86 años .Fue para él una gran decepción que no se reconociera la verdad ..se perdieron de esta manera nuevas informaciones de elevado interés arqueológico y histórico .
Atentamente
Joan Clotas Frigola
jclotas@xtec.cat
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