viernes, 7 de marzo de 2008

EL BARCO FANTASMA

No podía pensar Basil Brown, un arqueólogo del pequeño museo de Ipswich en el sureste de Reino Unido, el hallazgo que iba a hacer cuando fue contratado por la señora Edith Pretty para que investigara y excavara 18 extraños montículos de diferentes tamaños que ésta tenia en un terreno de su propiedad en los primeros meses de 1938, poco sospechaba el, que su curiosidad por un lado y una rara intuición por parte de la señora Pretty, iban a conducir al descubrimiento de uno de los hallazgos arqueológicos mas importantes del siglo XX: el llamado barco fantasma, el barco Sutton Hoo, no es ilógico llamarlo así puesto que de él y por estar enterrado en un terreno excesivamente ácido no se conservaba absolutamente nada de la madera con la que estuvo hecho y si el lecho fosilizado de lo que fue su estructura.


Anteriormente, en el siglo XIX ya hubo diversas excavaciones de las cuales no hay apenas constancia, excepto diferentes tipos de tornillos y la suposición, mas tarde realidad, de que gran parte de los montículos habían sido ya pasto del pillaje y la rapiña y pequeñas reseñas en los periódicos locales, estos fueron el punto de partida de Mr. Brown, después de excavar varios montículos y de solo encontrar tornillos y pequeñas piezas metálicas, sintió que sus esfuerzos eran en vano, varias veces estuvo tentado de abandonar su trabajo, decepcionado por los escasos resultados de su ardua tarea y solo los continuos ánimos de la Sra. Pretty consiguieron que las excavaciones siguieran adelante, no fue mucho mas lo se que halló: parte de una espada, pequeños recipientes de vidrio, abalorios y siempre la certeza de que alguien ya había pasado por allí.

Seis meses después de la primera palada a la excavación apareció un broche de hierro, los documentos de que disponía le llevaron a pensar que aquel broche tenia un parentesco con los aparecidos en el yacimiento de Snape a mediados del siglo anterior, su mentora, con ese rasgo tan femenino de intuición, le señaló el montículo nombrado con el nº 1 y le dijo: ¿No cree Mr. Brown que ese parece mas grande que los demás? El número provenía del que le habían dado los investigadores del siglo anterior y fue también el primero que excavó el arqueólogo; allí también encontró el broche, con nuevas energías y apoyado por un equipo contratado por Mrs. Pretty siguió excavando, tres días mas tarde llegó a lo que parecía una cámara funeraria y no pudo reprimir su excitación al ver que no había sido saqueada y mas cuando empezaron a aparecer los objetos del túmulo funerario, una voz femenina preguntó: ¿Qué tal ha ido el día? A lo que el arqueólogo respondió, con esa cuidada indiferencia de la que hacen gala casi todos los ingleses (creo que la llaman flema...): No del todo mal, pero mejor se lo cuento tomando un Jerez.

Cuando Brown comenzó a narrarle que había tenido en sus manos: parte de un casco, una hebilla de oro, monedas, una espada con empuñadura de oro..., ni siquiera la flema británica impidió que Mrs. Pretty tuviera un amago de ahogamiento. Ambos comprendieron enseguida la importancia del descubrimiento y se pusieron en contacto con el Departamento de Prehistoria del Museo Británico, la experiencia de Brown se quedaba corta ante el tipo de suelo que formaba el túmulo: excesivamente ácido lo que no ayudaba en nada a la conservación de todo lo orgánico que hubiera enterrado, la ayuda de la Institución vino de la mano de Charles Philips, experto en suelos acificados y con el que comprobaron a medida que avanzaba la excavación el “negativo” que había quedado en la tierra donde antes había estado el casco del barco.

Para la época en que fue datado (entre los años 650 y 680 de nuestra era), era un barco grande: de no menos de 28 metros de eslora y cerca de 5 de manga, la cámara funeraria ocupaba la parte central del barco y, como sucedió en el sepulcro de Tutankamon, vieron vestigios de los saqueadores muy cerca de la propia cámara, pero esta salió a la luz intacta, los trabajos siguieron a lo largo de año y medio. Cuando hubo terminado la excavación, Gran Bretaña y el mundo estaban en los albores de la Segunda Guerra Mundial, el valor material y arqueológico de lo recuperado era inmenso, pero el problema surgió a la hora de trasladarlo a Londres, ni hombres ni medios: todo lo absorbía la guerra; la señora Pretty tuvo una brillante idea: ¿Y si lo guardamos envuelto en paja en el granero? Y como antiguos saqueadores amparados por la noche, tres figuras iluminadas solo por un pequeño candil, cavaron un agujero dentro del granero y allí, envuelto en paja y dentro de sacos de arpillera, pasó la guerra el tesoro mas importante del antiguo reino de Anglia Oriental; después de la guerra y entre manifestaciones de jubilo fue trasladado al British Museum. Allí se hizo el recuento y comenzó el estudio de todo lo hallado en el barco-féretro: el humilde broche de hierro punto de partida de la excavación, el deteriorado pero importante casco de hierro y bronce, el pequeño cofre de oro, los restos del escudo, la gran espada con empuñadura de oro , las monedas merovingias de oro y la exquisita empuñadura que formaba parte del cetro .

UN POCO DE HISTORIA

En el año 410 d.C. las legiones del Emperador Honorio se retiraron de Britania, en el siglo quinto colonos venidos de lo que hoy es Dinamarca y el curso bajo del Rhin, se establecieron en la zona de Suffolk y Norfolk, absorbiendo, desplazando o esclavizando a los habitantes celtas y romanos de la zona. Con el devenir del tiempo a los que allí vivían se acabó conociéndoles como anglosajones, la mezcolanza de habitantes también produjo un idioma nuevo que es el germen del actual inglés. A partir del siglo sexto, en Suffolk , Norfolk y zonas aledañas se creó el reino de Anglia Oriental, la formación del Reino Unido como país había comenzado.

El barco de Sutton Hoo forma parte de un amplio complejo funerario en el que los enterramientos en barco son una forma muy común entre las personas de alto rango de los pueblos anglos y sajones, como forma de que el fallecido dispusiera en la otra vida de las comodidades y posesiones que tenía en esta, por eso fue tan importante el hallazgo de un barco-enterramiento prácticamente intacto. Este tipo de enterramiento era muy común entre personas de un cierto nivel. La introducción del cristianismo y el abandono de creencias paganas, hizo que este tipo de prácticas se fueran abandonando, lo que si se siguió utilizando a lo largo del tiempo fueron los lugares como camposantos.

Rica en hallazgos fue la zona en la que se halló el barco: apareció una carretera medieval casi rozando uno de los montículos, además de un cementerio de la Edad Media, un yacimiento neolítico y pistas de un asentamiento prehistórico.

Años después del hallazgo se saco un molde de escayola del hueco dejado por el barco y de este uno de fibra de vidrio, siendo este último el que se encuentra expuesto en el Museo Marítimo Británico. Aunque no hay restos de la madera, si se ha podido saber, por la posición de los clavos, que era una construcción en tingladillo y que aparte de una gran vela era también impulsado por 40 remeros. No se ha encontrado ningún vestigio del timón ni de la posición que ocupaba. Posteriores descubrimientos, como el barco de Graveney en 1970, sugieren diferencias en la forma de construcción entre los navíos anglosajones, nórdicos y los de Centroeuropa de esta misma época, aunque mas tarde, y a raíz de las invasiones vikingas, se tendió a una unificación en la forma de construir los navíos.


Nota: Si queréis ahondar en el tema os recomiendo una visita a la página http://www.suttonhoo.org/, donde encontraréis bastante mas información que en estas líneas y numerosos enlaces, especialmente interesante y con múltiples fotos es el del British Museum , poniendo en búsqueda (search) sutton hoo, accedeis a una galería con las fotos de todo lo hallado, aunque las páginas están en ingles, con un traductor on-line se hacen accesibles.
j.javier (Marinero de agua dulce)

2 comentarios:

Ricardoolmoscardenas dijo...

Marinero: Sin comentarios, me encantó...y me sorprendió

Unknown dijo...

Estoy encantada con este hallazgo , que en mi ignorancia desconocía