Esos barcos, a los que protegen con cobertizos, proceden del prao, un tipo de embarcación común en todo el Pacífico y el sudeste asiático. El kabang de los moken es, según el antropólogo Pierre Ivanoff, que lo estudió en los años cincuenta y sesenta, una maravilla de ingeniosidad: “liviano, estable, de 7 a 10 metros de largo por metro y medio de ancho, puede embarcar de 5 a 8 personas y resistir a los más violentos temporales del Océano Indico. Ningún clavo mantiene su estructura: todas las piezas están ensambladas por tarugos de madera o bambú o unidas por varas de ratán o lianas diversas. Las hojas de palma sirven para confeccionar el techo y las velas.”
Una vez seleccionado el tronco, lo arrastran hasta la playa, donde se vacía y se talla hasta darle la forma adecuada, después se sumerge en agua y se calienta para que la madera crezca.
Posteriormente, los bajos se “asan” con madera de tanai para ennegrecerlos y así protegerlos de la influencia marina.
Una característica esencial del kabang es esa aleta longitudinal tallada a cada lado interno del casco.
Una aleta larga, “mo” o “maw”, en terminología Moken, que según muchos investigadores, entre ellos Ivanoff, tiene un valor simbólico mayor que su utilidad arquitectónica. Posteriormente, se tallan los remos y los timones. Finalmente, la vela se fabrica con hojas de pandanus.
Todo este proceso, mezcla de arte y de ciencia, se transmite de generación en generación, perpetuando esas experiencias y habilidades ancestrales, acervo cultural muy importante si tenemos en cuenta que para la construcción de un kabang se pueden emplear hasta 100 especies distintas de plantas.
Para el calafateado se utiliza resina de árboles, a veces de la misma especie que los utilizados para realizar el casco, con la que se impermeabilizan los costados del barco.
El área del barco destinada a la vida diaria se encuentra ubicada sobre una superficie elaborada con pandanus y ratán, sobre una cubierta de madera realizada con troncos cortos y tallados. El suelo y la vela son intercambiables.
Se usa un poste alto para empujar el barco a través de los bajíos y otras veces este movimiento se realiza gracias a un hierro atado con una cuerda que también puede ser utilizado para arponear a las tortugas y rayas grandes (mantas).Entre las escasas posesiones que los Moken llevan a bordo se encuentran las esteras tejidas a mano, utensilios de cocina, secciones de bambú para el agua potable y lanzas (usadas para los pescados y los cerdos).
Hacia mediados de los años setenta, los envases de agua hechos con secciones de bambú han comenzado a sustituirse por vasos de plástico, lo mismo que el nylon a las cuerdas de ratán.
Antes los barcos tenían de tres a cinco remos, ahora utilizan típicamente apenas uno o dos. Las velas originales estaban confeccionadas de pandanus; a comienzos de los años 70, todavía podían verse las velas en los kabang, aunque rápidamente los motores las han ido substituyendo.La superestructura del buque realizada con vegetales, a comienzos de los años 80 empezó a ser sustituida en gran parte por tablones de madera. Las bordas y las cubiertas eran más pesadas, pero se compensaba con la utilización del motor como medio de propulsión. Los techos modernos han dejado de ser convertibles.




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